miércoles, 22 de abril de 2009

Reflexiones sobre la Difusión Cultural II

Nuevas Evidencias

A mediados de los años ’90, se realizó en “Yonaguni”, al este de Taiwán, un hallazgo que podría revolucionar el estudio de la historia antigua.
Fue encontrada una estructura subacuática de 120 m. de largo, 40 de ancho y 20 de alto. Está conformada por bloques y paredes talladas en ángulos rectos, orificios alineados, escaleras, muros, calzadas pavimentadas, esculturas, inscripciones, túneles, canales y terrazas escalonadas. Tiene una orientación E-O en su eje más alargado y se localiza a (23º 30’ LN), muy cerca del trópico de Cáncer, lo cual tendría una importancia enorme, para una cultura que practicara el culto solar.
Según el geólogo Japonés “Masaka Kimura”, ésta estructura es indiscutiblemente antrópica, y su antigüedad seria como mínimo de unos 8000 años. Se ha planteado la posibilidad de que sea una estructura natural retocada por el hombre.
Algunas de las evidencias de su Antropización, son los hallazgos de Ónfalos similares a otros que podemos encontrar en Japón o Corea, y también en Brasil.
En todo el mundo encontramos estructuras escalonadas, parecidas a la de Yonaguni, otro detalle repetido es el de los agujeros tallados en la roca, llamados “Copelas” por los arqueólogos (no se sabe su significado). El simbolismo del templo escalonado ha persistido en el tiempo.

Más recientemente, en una expedición submarina a cargo del científico Cubano “Manuel Iturralde”, del museo de Historia natural de la Habana, con la colaboradora ingeniera Rusa, “Paulina Helínsqui”, se ha localizado una inmensa Metrópolis sumergida a 650 m. de profundidad, cerca de la península cubana de “Uanacabíles”.
No podemos olvidar el descubrimiento hecho hace algunos decenios de las calzadas sumergidas de “Bimini”, o de otros restos encontrados en frente de las costas Libias, sumergidos a gran profundidad.
Otros posibles aportes de estos pueblos marineros pretéritos más conocidos, encontrados en tierra firme son las construcciones megalíticas de toda Europa, pero, en verdad las encontramos en todo el mundo.

Los Hipogeos o las Pirámides jalonan la geografía mundial. Eran centros de iniciación ligados a la tierra fértil, y por ello están asociados a la Diosa madre y al Laberinto.
En las cuevas, los hombres primitivos imprimieron sus manos, en positivo o en negativo. En ellas plasmaron sus pinturas de magia simpática, con las cuales hacerse propicio a la divinidad en la caza o en la fecundidad. Las cuevas han acompañado la espiritualidad y la religiosidad del ser humano desde tiempos remotos. Las criptas de las Catedrales son una reminiscencia de esta antigua tradición.
Hoy día podemos encontrar repartidas por todo el mundo multitud de galerías, algunas enormes, sin propósito definido, con un origen completamente desconocido. Algunas, como las de Jerusalén tienen proporciones gigantescas, ya la Biblia nos habla de ellas, en el libro de los números se nos dice;
“y desacreditaron entre los hijos de Israel, la tierra que habían visto, diciendo, la tierra que hemos recorrido se traga sus habitantes, el pueblo que hemos visto es de una altura Gigantal, allí vimos unos hombres descomunales, hijos de Nar, de raza Gigantesca en cuya comparación nosotros parecíamos langostas”
Se sabe que estas cuevas fueron construidas antes de la llegada de los Judíos a la tierra prometida, en tiempos de Moisés.





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