jueves, 26 de marzo de 2009

La Ciudad Sagrada I

Muchas veces, cuando el hombre de hoy, intenta comprender, la actitud humana a lo largo de la historia, su forma de pasar por el mundo, su forma de vivir en el, llega a la conclusión, de que el único hilo del que puede tirar, para investigar, son sus ciudades, ya que estas son lo único que dejan tras su paso.
Siendo esto así, el historiador, el arqueólogo, el antropólogo, etc., se han nutrido del estudio del Urbanismo, para comprender la mentalidad de la gente que en ellas vivían.
Nos imaginamos la ciudad como un entramado de construcciones que crece más o menos de una manera imprevisible, podría decirse de forma incomprendida que crece siguiendo un orden natural. En una observación inmediata, podríamos entrever que la ciudad está comprendida por unas vías de transito que se ensanchan en las plazas, y que de forma desordenada se dirigen al centro de esta, pero esta deducción de la Idea de Ciudad, es de lo más lejana a la idea que preconcibió el fundador de ésta, en tiempos pretéritos. Nuestro error, al concebir la ciudad de esta forma, no es más que la ignorancia y el desconocimiento, de que en el pasado todo cuanto existía gozaba de un profundo sentido y orden, solo en el presente ha sido cuando el hombre ha olvidado.



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Dicho esto, creo que es fácil intuir que entre el pasado y el presente domina una extraña dicotomía en la idea de en que sentido va el hombre. La dicotomía Sagrado – Profano.

En la antigüedad, pueblos de todo el planeta, concibieron su mundo como algo sagrado, un reflejo de la divinidad inmanente del Cosmos, por esto es que en cada construcción, en cada vía, en cada nuevo solar, preestablecían, mediante el Ritual (Transmutar el desorden en Orden) lo que en conjunto tendría que ser “El ombligo del Mundo”, el Axis Mundi.
Mayas, aztecas, incas, egipcios, sumerios, chinos, hindúes, etruscos, griegos y romanos, todos ellos, sabían a ciencia cierta que para que sus colonias prosperasen y estuviesen protegidas, antes debían realizar arduos rituales cargados de simbolismo, que bien comprendidos, no eran simples actos de superstición.
En palabras del celebre Antropólogo he Historiador de las Religiones, Mircea Eliade, “si ha de perdurar, si ha de ser real, el nuevo hogar ha de ser proyectado como el ritual de construcción en el centro del universo”.
Uno de los ejemplos más comunes, más que nada por la relevancia que tiene, tanto simbólicamente, como históricamente, es el Axis Mundi, En Delfos. Según nos cuenta la tradición Helenística, dos águilas, enviadas desde dos puntos distintos del universo, por Zeus, volaron hasta cruzarse, casualmente, ese punto crucial, fue considerado por la tradición, el centro del Mundo. En ese centro de poder, fue erigido el templo de culto, más importante de todo el mundo clásico, Delfos.

En una de las excavaciones arqueológicas, que se llevaron a cabo en dicho templo, se halló una figura ovalada, que fue identificada como el Omphalos (Ombligo), dicho descubrimiento, marcó una fase en la historia de la arqueología, ya que fue crucial para determinar la importancia que tendría de ahora en adelante, el concepto religioso y mítico de la creencia en el centro sagrado, para todas las culturas del pasado, a la hora de fundar una nueva ciudad.

Esta es la primera parte, de una serie de artículos de investigación, sobre el origen de la Idea de ciudad. Para hacer una introducción, sobre la temática de los próximos artículos de esta serie, voy a nombrar tan solo, los posibles títulos que podrían llevar. El motivo de que no de más información sobre ellos, es lógico, por que aún no están escritos, y precisamente, no lleva poco trabajo recoger la información necesaria para escribirlos. Pero en fin, espero que os haya gustado la primera parte, y sobre las siguientes, allí van;
• Roma, cuidad y Rito, La fundación de un Imperio.
• El Mundus y el Templum, la elección del Solar.
• Orígenes de los Ritos Fundacionales.
• ETC.



2 comentarios:

  1. Molt bé Rafel!! M'agrada que tenguis temes propers a exposar i un cúmul d'idees que de ben segur fil per randa sabràs exposar.

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  2. Hermosa aventura la que acometes... mucha suerte!

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